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Ha sido visto allí más de una mañana
aumentando el rocío con sus lágrimas
y oscureciendo las nubes con suspiros.
Mas, cuando apenas resplandece el sol
y corre, en los confines del Oriente,
el opaco dosel del lecho de la aurora,
huye, sombrío, de la luz y vuelve a casa,
y se encierra en su cuarto,
atraca las ventanas, cierra la puerta al día,
y en torno suyo hace una noche artificial.
Este humor ha de tener consecuencias fatales
si con buenas palabras no se extirpa la causa.
[...]
Servido por
Dafne
lunes, 18 de mayo de 2009
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