Sin rumbo caminaba con otra persona como compañía cuando, de pronto, se puso a llover. Miles de gotitas comenzaron a caer sin ton ni son y, al contrario que otras veces, se tapó con un paraguas. En ese momento, un chico la encontró y, a partir de aquel instante, supo que sería ella.
La chica del paraguas amarillo
Servido por
Dafne
domingo, 4 de octubre de 2009
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