El bardo se aclaró la voz y dijo:
Escucha, ahora os voy a contar,
Una legenda que os cautivara,
El mar se estrellaba contra las rocas de la playa, las nubes oscuras se arremolinaban en el cielo tapando el pálido sol de invierno. La playa adquiría una tonalidad gris, como también gris era el mar que se estrellaba contra. Del agua fría había surgido un gigante rubio de ojos azules, armado con una gruesa armadura y un gran espadón amenazante, chorreaba agua por su cabellera y la sal comenzaba a quedarse allí donde la piel se había secado:
“Ich bin Herr Schrecklichmann, der Eroberer von Schnelldorf” aulló a los cielos “Ich werde eure Reste auf den Steinen streuen und eure rohe Gehirne verschlingen”
El gigantesco hombre se adentró en la playa solitaria hundiendo sus pesadas botas en la arena quebradiza. Llevaba la espada en la mano derecha y la sed de sangre en los claros ojos que fulguraban con un haz de locura roja.
Sin embargo la playa estaba vigilada, una dríade de ojos de miel descendió a la playa con andar grácil, calzaba unas botitas de agua apropiadas para la estación invernal, fría y lluviosa. En su mano derecha portaba un paraguas amarillo y guardados en una bolsa que portaba, una gramática y un diccionario. Con tales armas además de con su voz se prestó a enfrentarse con el temible gigante.
Y prestad oído
El combate sin fin
Estaba servido
E incluso el delfín
Estaba cogido
La princesa de los bosques, con sus botas de agua y su paraguas amarillo, con su gramática y su diccionario, se enfrentó al terrible gigante, con su voz lo ahuyentó sin prestar atención a otras molestias que le atenazaban los sentidos. Victoriosa se volvió hacia los bosques en los que jugaba a la luz de la luna y bajo la lluvia.
Escrito por JK. a.k.a: Mashey
3 tazas de té:
Seguro que lo derrotas!
Lo ves? ¡Tenía razón! ¡Te alzaste con la victoria!
Ahora cuidado, en tierras filandesas puede estarte esperando Mushta-Krakis... Awaken!!!
(Y ya que estás, puedes pasarte por aquí una noche y darles a los trompeteros algunas clases de gramática, seguro que también salen huyendo y así mis oídos pueden descansar.)
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