-¿Sabes? Hubo un tiempo en el que incluso me gustaste bastante...
-¿Ah si? No puedo decir que me sorprenda mucho eso, pero no me lo esperaba de tí... Tuvimos mucho trato y nunca vi evidencia alguna.
- Bueno, sabes que siempre he sido bastante reservada en lo que a mis sentimientos se refiere. En cuanto salen a la luz, cualquier cabrón puede aprovecharse de ellos y el mundo no está preparado para ello.
-Vaya, una vez más vuelves a sorprenderme. Una frase así no es muy de tu estilo, te creía toda una dama.
-Y lo soy. Lo cortés no quita lo valiente, ya lo sabes.
-Tú como siempre tan refranera... Hay cosas que nunca cambian.
-Muy cierto. Una llega a acostumbrarse a ser así.
-Y bueno, déjame preguntarte... Solo por curiosidad, ya sabes... ¿qué te gustaba de mí?
-Al principio tu sencillez, tu mirada, la ternura de tus palabras. Poco a poco el descaro fue ganando terreno... Y de repente un día había en mi mente alguien con tu mismo físico pero que no eras tú.
- ¿Qué quieres decir?
-Todos los hombres de mi vida me han mentido en algún momento.
- ¿Y por qué dices eso? Yo no te mentí en ningún momento.
-Cada sonrisa era un engaño. Fuiste degenerando hasta que te tuve que sacar de mi mente. Ya no albergaba tanto veneno.
Y sin más, lo miró por última vez y se fue.
2 tazas de té:
¡Qué gran diálogo!
No hay que fiarse de los caraduras. En cualquier momento dejan a uno tirado y, encima, no puedes ni reprochárselo. ¡Ya te lo esperabas!
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