Lunes 28 de septiembre de 2009
Carta a amores eternos
Querido mío:
Para empezar no sé si me recordarás, hace tantísimo que no nos vemos. Quizá sea un completo atrevimiento que yo te escriba esto, pero no he encontrado otra forma de ponerme en contacto contigo. En plena tarde de melancolía, de vasos llenos de coñac y humo, tu recuerdo se ha hecho dueño de mi mente y se ha apoderado de cada rincón de mi hogar. Mi casa, que tantas veces soñé que fuera también tuya, te acogía y te invitaba a quedarte un tiempo conmigo. Las alfombras reclamaban tus pasos, los espejos tus ojos, así como el tarro de perfume pedía a gritos poder sentir tu piel. Después de tanto recuerdo, caí a los pies de la cama, presa del cansancio acumulado. Demasiadas noches en vela a la espalda. Encontré tranquilidad hasta que, por culpa de un ruido, me desperté. Era como si alguien gritara un nombre. No era el mío pero tampoco puedo decirte si era el tuyo, hace tanto que te añoro que mi mente ha olvidado cada letra de aquel que era tu nombre. Parece realmente que esta casa está conectada conmigo pues, sin yo hacer nada, comenzó a sonar la canción que un día bailé contigo. La música reclama tu voz.
Hace demasiado que no apareces y ya no sé qué hacer. Aún llevando tanto tiempo echándote de menos, no consigo acostumbrar a mi alma a no tenerte. Mi mente te necesita. Toda yo te necesita.Tu ausencia me asfixia más que cualquier boa, más que cualquier veneno líquido. No puedo llamarte, no puedo gritarte, no puedo sino esperarte sentada en este sofá que tantas veces me vio extrañarte. Mientras, callaré mis voces escribiéndote.
Si al menos pudieras responderme...
Si al menos te conociera...
Séptimo
Domingo de calles vacías
21 years
Stars above, And my
Greatest gift will be
21 years of laughter and love
For me.
All the roses fall,
All the trees no matter how tall
Eventually.
And the promise we made
Does not break, does not fade,
Just like you said it would be.